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  • Foto del escritorMARTA ESTA HARTA

He vuelto...

Más de un mes desaparecida, y es que he estado preparando unos talleres para padres de adolescentes , que no sé si resolverán todos vuestros problemas, pero por lo menos os ayudarán a ver que no estáis solos en esta cruzada contra “los hijos adolescentes”. Así que durante este mes de formación he estudiado disciplina positiva ,métodos de comunicación con tu hijo y otros protocolos de educación. Incluso he asistido a una masterclass de mindfulness con la idea de poder trasmitir a las madres los beneficios del relax y la meditación a la hora de educar y convivir con tu hijo adolescente . Pero siento deciros que no podré trasmitiros una experiencia positiva con el mindfulness.

Me apunté a esta masterclass , asesorada por una compañera de formación. Cuando estaba apuntándome a la clase me prometí que no iba a pasarme como la primera vez que acudí a meditación, que me pasé toda la clase pensando en el “horrible eyeliner de mi hija”. Me dije , Marta disfrútala , y llegué a mi primera experiencia con una sesión de Mindfulness realmente motivada , cumpliendo mi palabra. Pero lo que iba a ser un oasis, para mi vida estresada de madre de adolescente , se convirtió en una verdadera pesadilla. Y es que yo aún no estoy preparada para la meditación y la mente en blanco. Yo no puedo dejar mi mente en blanco , cada vez que lo intento a mi cabeza vienen imágenes de las últimas ocurrencias estéticas de la adolescente. Allí me senté yo, serían las 11:30 de la mañana. Sobre una esterilla, crucé mis piernas y erguí mi espalda, como hacían mis compañeros, y mientras, frente a mí, transmitiendo una serenidad extraordinaria, la experta en meditación explicaba que tenía que aprender a observar las cualidades de la mente, sin intentar dominarla. Sugirió que comenzara con “respiraciones profundas, lentas y completas”. Todo parecía ir bien y es que hasta la música instrumental al ambiente, que normalmente me pone de los nervios , me estaba ayudando. Cuando de repente se escuchó: “Cierren los ojos, estaremos así 15 minutos en silencio”. Pánico, un cuarto de hora repasando todos los looks imposibles de mi hija!!!!! . Uñas postizas kilométricas , zapatillas con megaplataforma, eye liner que no se va ni con disolvente , y esas camisetas recortadas con las tijeras del pescado…

Lo primero que quise hacer fue controlar mis pensamientos. Empecé a mentalizarme de que 15 minutos tampoco era tanto tiempo y que tenía que conseguir no pensar en piercings en la nariz y esas cosas que me vuelven loca y que si lo conseguía sería todo un éxito personal , una creencia limitante superada. ”Cuándo estoy viendo una serie, un cuarto de hora se pasa enseguida”, me decía a mí misma. “15 minutos equivalen a tres canciones de 5 minutos”. Craso error, cuanto más intentaba controlar mi mente , más pensaba en la adolescente y sus cosas de adolescente. Así que a los 5 minutos empecé a pensar en este blog y en que en mis talleres no hablaría de mindfulness.


MARTA ESTÁ HARTA


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